abril 24, 2024

Gifted and Talent

Fundación Altas Capacidades El Salvador

Tener altas capacidades es tabú

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Probablemente al escuchar sobre el término altas capacidades este se relacione con el éxito, pequeños genios que lo saben todo o que tienen un buen rendimiento académico. Lo cierto es que esto no es así, decir “Mi hijo es superdotado o tiene altas capacidades” es un tabú. Por lo general los padres son señalados de presumidos. Sin embargo, es socialmente aceptable hablar un poco sobre las capacidades atléticas, musicales e incluso sobre el atractivo físico por encima de la media, donde es bien visto sin tener ningún rechazo social.

Muchos padres que tienen hijos con altas capacidades escuchan repetidamente decir a las instituciones educativas:  no creemos que tenga altas capacidades, no podemos hacer nada tenemos muchos niños, no tenemos los medios, lleveselo del país, no sabemos qué hacer o no hace falta hacer nada si él “lo puede todo”, primero hay que atender a los que tienen problemas, las altas capacidades no existen, “fulanito” saca buenas notas y no tienen problemas de aburrimiento.

Aunque algunos estudiantes logren normalizarse ante el sistema educativo que les provee poco desafío la mayoría tiene que cargar con el sentimiento de culpa escolar; toda expresión es criticada y vista como algo que no puede ser, incluso es castigada. Si termina rápido una actividad luego, le ponen más trabajo, si pregunta frecuentemente es tildado como impertinente, si corrige un error al docente es malcriado, si no copia la clase que ya comprendió es desobediente.

El desconocimiento de las características y el poco interés por parte de la escuela hacia las necesidades de los estudiantes con altas capacidade los pone en un eminente riesgo y rechazo social. Prueba de ello es que los niños y niñas con altas capacidades están contemplados dentro del grupo de estudiantes con necesidades educativas especiales y sin embargo; para ellos no existen aulas de apoyo, ni adecuaciones curriculares o mucho menos instituciones educativas especializadas como las que existen para estudiantes con talento deportivo o el arte.

La poca ayuda que el ministerio de educación provee se limita a un programa extracurricular para estudiantes con aptitudes sobresalientes y de alto rendimiento donde son pocos los estudiantes que tienen acceso. Además, el programa está totalmente desvinculado de la escuela.

Muchos niños y niñas que asisten al programa jóvenes talento hacen un esfuerzo extra durante la semana para cursar el grado que de acuerdo a su edad se les ha impuesto y donde probablemente no le provean el nivel adelantado en las áreas de matemática y las ciencias.

La incapacidad del sistema educativo para adaptar la enseñanza y ofrecer ayuda a los niños y niñas con altas capacidades le roba a la sociedad a los futuros genios, inventores o científicos. Mientras no se tomen cartas en el asunto seguiremos perdiendo muchos talentos. Recordemos los documentales de Krishna Zepeda o el de Carlitos, el de Marco a quienes no se les dió seguimiento, ni apoyo.

Evelyn Campos

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